domingo, 20 de julio de 2008

Mateo Moreno solo bien se lame en su auto mental

Ex bajista de No Te Va Gustar (NTVG) y ahora integra la banda de Martín Buscaglia (los Bochamakers) y la de Pitufo Lombardo. Cuando se fue de NTVG se puso a componer. El resultado fue Auto, primer álbum de Mateo Moreno como solista, testimonio del momento que atraviesa el artista, a lo largo de quince temas. En el disco participaron Nicolás y Martín Ibarburu -sus colegas de los Bochamakers-, y como invitados especiales pasaron Martín Buscaglia, Gustavo "Cheche" Etchenique, Emiliano Brancciari y Rossana Taddei, entre otros. Moreno compuso íntegramente su debut e incluso se lo autofinanció. Por eso el nombre del álbum, aunque también hay un doble juego, referido a cierto espíritu lírico: "Hoy vuelvo a nadar sin flotador/ Sin suspención, como un auto/ Sin frenos para andar...", canta en el primer tema Desierto Digital. De este modo, retrata cierta libertad que experimenta el artista a todo nivel. La financiación le llegó de sorpresa, gracias a un dinero casual -o no- desde Estados Unidos. "Si vos laburás, te rompés el orto y sos coherente con vos mismo, algo hay en el cosmos, en las energías, algo pasa que cambia", confiesa Moreno en relación al golpe de suerte que le permitió bancar la realización de Auto. Lo llamaron de una agencia de publicidad estadounidense y pidieron los cuatro discos de NTVG para buscar algún tema, que iría en una campaña de seis meses de duración. La canción elegida fue Te quiero más y cobraron doce meses de utilización. Así puso en marcha Auto: el aceite compositivo ya estaba listo en su cabeza. Mateo Moreno habló con SÁBADO SHOW sobre el fin de una etapa y un camino que se abre, más allá de lo musical...
-Mateo, al escuchar el álbum se ve que no es un "trabajo de bajista", sino más bien de cantautor. ¿Hasta qué punto Auto surgió como una necesidad, como una urgencia interior?
-En todo sentido. Siempre me surge la necesidad interior de componer porque es algo que desde hace quince años hago y no puedo parar. La sensación de aportar algo a la gente, de generar algo en la sociedad a través de tu propia experiencia... Es algo buenísimo, aparte de que te sirve también como terapia. Además, cuando sentís que le hacés bien a la gente, el miedo que podés tener de hacer se te va. Puedo estar abstraído horas y horas y componer.
-¿Cuándo fue que decidiste optar por el camino solista?
-Cuando dejé la banda en octubre de 2006, pero no tenía pensado todavía qué iba a hacer. Sí sabía que en algún momento quería hacer un disco, pero todavía no sabía de qué estereotipo: si más instrumental, electrónico, perfectito de nueve temas, o una locura, un disco doble… De alguna manera Auto es un disco doble sobre una cantidad de locuras mías y pensaba llenarlo más todavía, pero era carísimo. Podría haber hecho algo más convencional, nueve temas de tres minutos, pero no tenía ganas de eso. Quería ir contra esas fórmulas "fast food", "fast esto", "fast lo otro..." . Además soy una persona que compone muchísimo y hace años que venía mostrando poco.
-La experiencia de haber tocado en NTVG, y ahora con Martín Buscaglia y Pitufo Lombardo, ¿qué te aportó, más allá de lo musical?
-Yo tengo una parte muy lúdica que el rock no te permite mucho por una cuestión de prejuicios. Eso lo pude hacer con Martín. No todo tiene que ser siempre algo del corazón y nacer y ser híper sentido para tener un valor…Simplemente jugar y ya está, como quien juega con daditos. Eso me sirvió para el disco, para liberarme del estudio y tener la cabeza con ese concepto de laburo.
-A la hora de la composición, ¿tuviste referencias musicales en particular?
-No, Auto es muy heterogéneo. Cada tema tiene un sonido y un laburo para ese tema. Yo nunca escucho determinadas canciones para robar su espíritu y después hacerlo desde lo mío. Soy un melómano y sí busco referencias para lograr un sonido pero más que nada con las texturas que con las formas de las canciones. Si no te perdés de la mitad de lo que es hacer música que es tratar de, en tu intimidad, ser original.
-Lo propio, ¿se construye, es una búsqueda o sale?
-Creo que es una mezcla de ambas. Se construye el hecho de que vos puedas conectarte con ese "hilo de plata" vamos a decirle que es donde te baja la "data". Cuanto más directa tengas la comunicación, más mejor (sic) te baja y más auténtico vas a ser en ese sentido. Y al tocarlo más te emociona y, por lo tanto, emociona a los demás. Aprender a expresar es el pique de todo esto. El fin es hacer algo que te llene como humano. Y yo creo que eso se construye, es una práctica. El componer es una práctica porque aprendés, no sólo la técnica, sino que también a colocarte contigo mismo. A veces los músicos se encierran a tocar ochocientas mil horas y ya saben tocar perfecto y siguen estudiando, y lo que tienen que hacer es viajar. Andate a la Amazonas un mes, ponele. Con toda esa experiencia vas a hacer mucha mejor música que quedarte en tu casa con tu vieja (risas). Yo no me considero sólo un músico. Si estás todo el tiempo encerrado en eso que te gusta, obsesionado… Uno es mucho más que eso. Tenés también que vivir, salir, hacer deporte, estar con amigos, si querés desbundarte te desbundás, viajar. Pero no estar ensimismado, enfermo consigo mismo porque te autoconsumís.
-¿Cómo ves a la distancia tu experiencia con NTVG?
-Muy instructiva. La experiencia de los estudios, la experiencia humana. Creo que lo más difícil que puede hacer una persona en el mundo es juntarse con un grupo de equis cosa, de equis disciplina y decir: "bueno, vamos a hacer esto". Avanzar todos, luchar hombro con hombro y lograr cosas imprevistas.
-¿Pensás continuar por el camino solista?
-Yo quiero continuar con todo lo que me gusta hacer. No quiero sólo ser un solista porque sería como tomar tres platos de sopa. Me aburro un poco. Quiero también seguir haciendo producciones artísticas de bandas nuevas y seguir siendo bajista, instrumentista de otros.
-Ya que sos productor, ¿cómo ves en Uruguay la movida musical actual?
-Después del "fenómeno rock", pasaron cosas buenísimas, se profesionalizó, se institucionalizaron un montón de cosas gracias a los premios Graffiti, los periodistas de música, los sellos, el Pilsen Rock. Pero ¿qué pasa ahora? Toda una cantidad de bandas que se generaron y que no tenían peso por sí mismas se están cayendo y todas las bandas de rock que sí tuvieron un peso también están bajando su convocatoria. Igual a mí no me preocupa mucho porque sé que siempre queda la calidad. Emiliano y el Enano (Sebastián Teysera) van a quedar porque ellos son buenos componiendo. El fenómeno rock lo inventaron las cerveceras Bramha del cono sur, toda una movida de mercado que nosotros (NTVG), por ignorancia o no, nos sumamos a ello. Lo que sí me preocupa es que las generaciones nuevas con tanta facilidad de Home Studio y edición se edite mucho más de lo que se toque. Se ha perdido un poco de concepto y se ha ganado en medios e información.
-¿Qué significó la concreción de tu trabajo? La realización de un anhelo, una liberación, el principio de algo…
-Este disco no es un fin en sí mismo. Supone el comienzo de un camino, una evolución hacia otra cosa y que incluso lo espero ansiosamente. También es súper representativo de mi salida de NTVG, todo el año que yo pasé de cambios internos y toda una nueva etapa. Fue una liberación y a su vez me siento más feliz y orgulloso porque me quedó mucho mejor de lo que yo pensaba.
-En relación a ciertos pasajes líricos... ¿Cuál es tu relación con la realidad, con el afuera?
-Antes estaba mucho más adentro de mí que ahora y, a su vez, estar ahora más tiempo afuera es como que se nota que estoy mucho más loco (risas). Antes como que había un macaquito adentro mío manejando la nave con las palancas. Ahora el macaquito está más a flor de piel y ahora me permito pararme en 18 de Julio y mirar ocho horas hacia un balcón y nada me detiene; y antes, cuando era más pendejo, como que no lo hacía por temor a qué van a decir… Ahora sí, me chupa todo un huevo. Tengo una valentía que nunca la tuve en mi vida. No tengo miedo ni rencor. Te das cuenta de que sos un tipo que a tu manera valés para la gente. Sentís que le hacés bien a la gente. Y esas cosas son fundamentales. Estoy más cerca del afuera.
-El disco, entonces, es el registro de un cambio radical que se produjo en vos.
-Exacto. Cuando me fui de NTVG no sólo me fui de la banda, fue un cambio de vida total. Dejé de lado un montón de prejuicios, bobadas. Antes, cuando estaba mal huía de eso y llamaba a un amigo. Actividades, estímulos. Después estuve cinco meses adentro de un aljibe mental rasqueteando el musgo y no sabés lo bien que me hizo. Sufrí como un marrano, ¿no? Estaba todo barbudo, la gente te veía. Pero pude entrar ahí y combatir con eso. Y después que salí de ahí, me puse hacer todo el disco en mi casa. Todos los temas los maqueté yo: batería programada, percusión programada. Grabé todo y a los músicos que invité les dije que había que hacer esto y ahí lo sustituí todo.
-Onda Moreno solo bien se lame…
-Claro. El nombre perfecto del disco hubiese sido: "Mateo solo bien se lame" (risas). Por eso Auto.
-¿Cómo logra un artista la empatía?
-Siendo uno mismo. Se logra una empatía cuando hay coherencia con uno mismo. Por más que vayan dos a verte no te va a importar. Es un tema de honestidad, coherencia contigo mismo y ahí la empatía surge natural.
AUTO. Uno de los mayores aciertos del primer álbum solista de Mateo Moreno es la complicidad natural que genera con su lírica. Porque se trata del trabajo de un compositor, de un hombre que optó el rumbo solista como una necesidad, como el camino seguro para volcar todas aquellas experiencias interiores y exteriores que exigían, tarde o temprano, un escape. Y esa fuga interior, materializada en Auto, posibilitó casi sin pretenderlo la posible identificación del otro. En el terreno musical, Moreno va desde lo más elaborado y cuidado hasta lo más sencillo y directo. Rasgueos serenos o cuerdas bien violentas, múltiples arreglos, y diversos géneros como el folclore, flamenco, pop, funk, rock, baladas, milonga... Amores perdidos, distancias, conexiones inmortales con personas, pozos mentales, liberaciones personales. Por ahí va Moreno en su primer trabajo, de extensión larga, que supera las vallas que pueden tener los álbumes en exceso intimistas, ya que ese terreno propio e individual no es insondable. Porque esa expresión urgente y sincera por parte del artista permite el descubrimiento y/o reconocimiento ajeno. Porque no se dio con vueltas para mostrar qué le pasa: claro que hay pulidas, retoques estéticos, técnicos, lúdicos, musicales...Pero la esencia la desenvolvió sin problemas. Casi automáticamente. Sin frenos.

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