sábado, 15 de noviembre de 2008

El mismo camino: NTVG

Al margen de que gusten o no, No Te Va Gustar ya se ganó un lugar indiscutido en la música uruguaya. Golpe de suerte, las nuevas oportunidades del mercado musical local a comienzos de 2000 y talento colectivo son algunos de los factores que llevaron a que sean una de las bandas más populares de la actualidad. Además, fue uno de los grupos que encabezó el viraje que experimentó el rock uruguayo, convirtiéndose en un fenómeno sin precedentes, caracterizado por toques frecuentes y de asistencia masiva, ventas de discos a granel y superación de las fronteras, llevando su música al exterior. De esta manera, abren un camino para aquellos grupos que pretenden hacer de la música un auténtico trabajo: vivir de ella. Y son el referente de esa posibilidad real. Otro de sus méritos corre por cuenta del perfil sonoro reconocible, suyo, que desarrollaron a lo largo de su carrera, presente en cada disco. Y su quinto trabajo, El camino más largo, no escapa a ese estilo ni tampoco a la premisa que siempre se fijan: virar a otros rumbos, procurar reinventarse, pero sin desfigurar su esencia como banda. Con esa doble intención consiguen satisfacer a sus fanáticos de forma constante y plasmar también sus propósitos artísticos. Emiliano Brancciari, cantante y guitarrista de No Te Va Gustar, charló con SÁBADO SHOW sobre su nuevo trabajo, el rock nacional, los cambios...

- Junto a La Vela Puerca, ustedes hicieron del rock toda una movida. ¿Por qué pensás que se dio eso, en ese momento y en parte con ustedes?
-No sé por qué con nosotros. Primero, creo que viene de un trabajo anterior, se empezaron a hacer las cosas "bien" ya desde antes. Por ejemplo con El Peyote Asesino como que comenzaron a ver la música de otra forma y a hacer que los discos sonaran de otra manera, que sonaran realmente bien. Creo que con Claudio Taddei también. Eso como que dio la posibilidad de que sí, de que se podía hacer, las bandas empezaron a preocuparse en ese sentido. También ayuda mucho en ese momento la crisis que se da a principios de la década (2000), que hace que la gente se refugie, se agarre de algo. Y encuentran esa escapatoria a todo lo que pasaba en los artistas, en las bandas, en la música. La Vela y nosotros nos tomamos la música como algo en serio, como nuestro real trabajo, más allá de que es lo que nos gusta hacer. Y eso cuesta un montón, porque tenés que dejar de lado muchas cosas, porque los resultados no vienen de un momento para otro, porque hay que hacer sacrificios, inversiones y porque no sabés qué puede pasar. Además, en ese momento no teníamos muchos ejemplos a seguir dentro del rock uruguayo: no había gente que se dedicara exclusivamente al rock, tenían otras actividades al mismo tiempo.

-En comparación con esa época, ¿cómo ves la situación del rock nacional en la actualidad?
-Cambió porque cambia todo. Se están haciendo un montón de discos que están buenos, creo que todos nos preocupamos por que la tapa del disco esté buena, por que el arte esté bueno, por que la presentación esté también buena. Es algo que se está dando de forma más generalizada. Le hace bien a la música. Pensá en un productor artístico, que te ayuda a ordenar ideas, era algo impensado antes, no estaba esa figura. Empezó alrededor de los noventas y ahora es como algo obligatorio. Hay una mayor preocupación ahora para que las cosas terminen siendo competitivas a nivel internacional y bueno, salís a tocar con otro piso. Estamos en un gran momento o, por lo menos, eso es lo que nos dicen afuera. Por eso, debemos sentirnos orgullosos.

-¿Qué les dio y qué les quitó No Te Va Gustar?
-Y nos quitó... no mucho, quizá un poquito de privacidad. Aparte acá en Uruguay con la gente no tenés ningún tipo de problema, lo único que te dan es respeto, saludarte y lo que sea. A veces es incómodo, por ejemplo, lo que me pasó con la foto que me sacaron con mi mujer en la revista esa (Caras Uruguay). ¡Una locura! Ahí sí me molesta. Nosotros hacemos música, nada que ver con eso. Y ¿qué nos dio? Nos dio todo. Nos brindó la posibilidad de desarrollar nuestra vocación, de poder dedicarnos a lo que más nos gusta que es hacer música. Nos permitió viajar por todo el mundo, conocer muchos lugares y gente que de otra forma no lo hubiéramos hecho, porque ninguno de nosotros venía de una familia adinerada.

-Cuando viajaron, también la pegaron afuera. ¿Cómo fue la recepción en Europa?
-Y excelente. En Europa tenés dos tipos de shows: en España, que es como tocar acá por la cantidad de uruguayos y argentinos que hay, y en países como Alemania, Austria, Suiza donde el público es local, habla otro idioma, pero no es frío para nada. Claro que no cantan las canciones, pero gritan, saltan, bailan, aplauden y se compran el disco y la remera y se van para la casa copados. Eso nos deja la sensación de que con la música nada más uno se puede comunicar, más allá del idioma y de las letras.

-Se convirtieron en una suerte de referentes. ¿Sienten responsabilidad con la gente o con otras bandas?
-La responsabilidad, básicamente, es con nosotros mismos. Disco a disco, show a show, intentamos superarnos para sentirnos felices. Porque de última no es algo que uno eche a andar y después hacés la plancha, porque cuando dejás de estar motivado ya no tiene sentido. Entonces, la manera de motivarnos nosotros es esa presión que nos ponemos de que lo último siempre nos guste más que lo anterior. Por suerte, en general, nos pasa eso. Muchas veces, en contra de lo que se pueda pensar de la puerta para afuera de la banda, lo que opinan los demás. Nos pasó, por ejemplo, con el disco anterior, que a nosotros nos encantó, pero se lo criticó porque no era lo mismo que veníamos haciendo… y así nos pasó con todos los discos. Con el último pasa eso, que quedamos re felices, porque lo grabamos en un estudio nuestro, y las canciones nos coparon a todos. Y va a pasar lo mismo de que se diga que cambiamos y esa es la base de lo que somos nosotros: siempre estar tratando de innovar un poco, porque somos diferentes personas a medida que los años pasan.

-Hablando de cambios, ¿qué implicó la salida de Chamaco (baterista) y Mateo Moreno (bajista) de la banda?
-En su momento fue una incertidumbre. Después empezamos a entender que la vida sigue y que nadie es imprescindible. Lo que cambia es que hay dos músicos diferentes y que cada uno tiene su sonido. Nosotros estábamos en España, el productor se ocupaba de la bata y lo estábamos tomando bastante tranqui. Diego Bartaburu nos mandó un mail, sabía que estábamos buscando un baterista y como lo conocíamos de antes, quedó. Guzmán Silveira fue el primer bajista que nos recomendaron. Los dos se adaptaron muy bien y los dos, con el correr del tiempo, no sólo se aprendieron el repertorio del pasado, sino que también comenzaron a generar. Y eso es lo que hace que la elección haya sido buena.

- Ya salió su último disco. ¿Cómo ves a la distancia tus cuatro discos anteriores?
-Y a mí me encantan. Los escucho de vez en cuando y siempre encuentro cosas interesantes. Este último es un poco más dinámico, rápido, pero también tiene nuestro sello: podemos innovar en tal cosa, pero inevitablemente no dejamos de ser nosotros.

-Este trabajo sigue la pauta de discos anteriores: pogo, rock bailable, esos ska infaltables. En ese sentido, ustedes siempre "cumplieron" con su público. Ahora, como banda, la expectativa del público ¿les pesa a la hora de la composición?
-Para nada. Las canciones van saliendo. Cuando estás componiendo primero decidís qué querés transmitir, la melodía y eso, y después van contribuyendo todos. Después sí, a la hora de preparar la versión definitiva, ahí sí ves si apuras un poco la canción, le metés más velocidad, si la enlenteces (sic), qué pasa si la tocás en vivo… Ese tipo de cosas lo ves bien a lo último, incluso hay canciones que cambian después de ser grabadas, que las vas modelando para que en el show en vivo pasen diferentes cosas, pero hasta que no las tocás no sabés qué puede pasar con la gente, si le gusta, si no le gusta. Siempre tenés que estar cien por ciento conforme vos, si te ponés a fijar en expectativas de otros te volvés loco, te salteas pasos, aparte no es de una banda de rock hacer eso.

-La canción más lograda me pareció Tu nombre, que se diferencia de las otras por una ejecución bastante más sentida, pasional... ¿qué canciones te gustaron más?
-Mirá ese tema a mí me encanta, se lo compuse a mi hermana. Voy cambiando todos los días. Les preguntás a los músicos y todos te van a decir cosas diferentes. Hoy vino mi madre y me dio un ranking que hizo de las canciones que más les gustó y no tiene nada que ver… Si te tengo que decir hoy, Te quedás es la que más me gusta, la última canción. Está buena esa diversidad de opiniones que se da, habla de que el disco es bastante amplio.

-¿Qué supone El camino más largo?
-Es como la manera correcta de hacer las cosas para nosotros. Con todo el trabajo que eso supone, pero siempre hacer algo auténtico, sin pasarle por arriba a nadie, sin engañar a nadie. Es una frase que está en dos canciones del disco, y es como siempre se manejó la banda, como obramos siempre. Tuvimos oportunidades de hacer diferentes cosas que quizá hubiesen traído resultados más rápidos en la banda, pero no, decidimos siempre hacer el camino más largo, que en la vida termina dándote más resultados, termina siendo el doble de satisfactorio cuando lo hacés creyendo que es la manera correcta. Nosotros nos tomamos la música como algo en serio
NG

EL CAMINO MÁS LARGO sigue con las intenciones de la banda: hacer un "disco de canciones", sin más ambiciones. Como ya pasó con álbumes anteriores, el grupo continúa sacando temas que se meterán en la radio y los boliches de forma segura. Porque pueden obtener más o menos aciertos a la hora de la composición y la creatividad, pero si algo no pierden es ese carácter festivo y enérgico que tiene su música, siempre fértil para los pogos e incluso para algún pasito de baile, al ritmo de los riffs de Emiliano y de la larga fila de vientos. Por ese lado, la sustancia de NTVG permanece quieta. Como aspecto negativo, en algunas canciones Emiliano parece esforzarse por no aproximarse a otras que ya tocaron, y algunas letras rozan la obviedad más que lo sencillo o lo directo. Pero el disco cumple con los propósitos de la banda y con su público más que nada. NTVG es un conjunto que se destaca por sus shows, donde mejor rinde su propuesta: por la afinidad directa con sus fanáticos, por la polenta que preparan, por esa alegría suya que vuelcan hacia abajo del escenario. Y este disco fue concebido para eso, para tocarse en vivo. En esa proyección es donde más triunfan en su quinto álbum, potente y a la vez fluido, para ejecutarse enterito. Entre lo mejor, el homenaje a la hermana de Emiliano, Tu nombre, o el hitero Que sean dos.


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